8 sept 2011

Se le olvidó que nadie manda en su corazón.

Que a pesar de haber pasado tanto tiempo volando juntos, había llegado el momento de aterrizar. Y le dolió, no sabes cuánto, aunque sabía de antemano que nada es para siempre, y lo suyo no iba a ser una excepción. Porque desde aquel momento comprendió que lo más importante en esta vida es saber volar solo.

3 comentarios:

  1. Hacía mucho que no te veía por aquí, se te ha echado de menos :(
    La verdad es que yo no creo en los para siempre, y creo que no hay nada mejor que saber desde un primer momento de que nada es para siempre y nadie se muere por nadie :/

    ResponderEliminar
  2. Es precioso, como siempre. Hay que saber estar solo, para poder apreciar después la compañía.
    Un beso :)

    ResponderEliminar
  3. Claro, primero aprendamos a volar por nosotros mismos! Asi cuando nuestro compañero no está, no podamos caernos de sorpresa. Precioso tu blog ♥

    ResponderEliminar