11 feb 2014

Que desaparezca lo que duele!

Si todos los caminos llevan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?
A veces pensamos demasiado y sentimos muy poco. 
Si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella. Aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo nos está regalando lo único que no recuperará jamás. 
Y es que la vida es un momento ¿sabes? Yo ahora estoy aquí y mañana no lo sé... Así que quería decirte que si alguna vez quieres algo, si quieres algo de verdad, ve por ello sin mirar atrás. Mirando al miedo de frente y a los ojos, entregando todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella... Así que no sé que será de mi mañana pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo.
Los amigos son la familia que elegimos y yo te elijo a ti. Te elijo a ti por ser el dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, y apuesto fuerte por todos estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado, tus abrazos así porque sí, sin venir a cuento, ni tener por qué celebrar algo.
Y es que en este tiempo me he dado cuenta de que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas, que tú has hecho infinito mi límite, así que te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, por ese brillo en los ojos capaz de pelear contra un millón de tsunamis..
Así que no, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni sé cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada, pero te prometo que pase lo que pase, estés donde estés voy a acordarme de ti toda la vida y por eso mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día cómo el primer día del resto de mi vida y eso... Eso no lo voy a olvidar a nunca.